¡Hola a todos! Tal como dije unas entradas atrás, iba a ir comentando mis avances en el nuevo juego de Pokémon: Blanco 2. Primero voy a poner un breve resumen de cómo llevo la partida en lo que se refiere a datos especídicos, es decir, el número de horas, las medallas que tengo o incluso el número de Pokémon capturados hasta el momento; después ya haré un breve resumen de lo que llevo jugado hasta el momento.
Pignite (Nv.18), Joltik (Nv.17), Tirtouga (Nv.17), Deerling (Nv.17), Scraggy (Nv.18) y Woobat (Nv.17).
Medalla Base.
Avistados (23), Capturados (20).
En este mismo momento, 7 horas y 26 minutos.
Por ahora, 18 insignias conseguidas.
Como en cualquier juego Pokémon, mi aventura comenzó con las palabras de un humilde profesor Pokémon; en este caso, se trataba de Encina, una guapa y joven profesora famosa en toda la región de Teselia. Primer me perguntó mi género, y después mi nombre y el nombre de mi compañero y rival durante la historia. Hasta ahí, todo muy similar a los juegos anteriores, excepto de su predecesor, donde curiosamente no había rivales a los que elegir el nombre.
Una vez presentada a la profesora, mi aventura dio comienzo en una pequeña y apacible ciudad llamada Engobe, donde los últimos rayos de sol de la tarde se escondían por fin. La profesora Encina me habló de una conocida chica llamada Bel, la cual sería la encargada de entregarme a mi primer Pokémon y de encaminarme un poco en los primeros pasos de mi aventura; ella me estaría esperando en el mirador que hay al norte de la ciudad, así que me dirigí allí seguida de mi compañero, al cual llamé Matís.
Nada más llegar a aquel lugar, pude observar el expléndido paisaje que ofrece la región de Teselia; nubes que se mueven por el cielo, bosques, e incluso unas montañas a lo lejos que escondían a los últimos rayos de sol. El cielo comenzaba a tornarse de un rojizo y azulado que hacía que las vistas fueran aún más espectaculares. Allí estaba ella, una chica rubia, con unas pequeñas gafas rojas y una gran sonrisa en la cara; se alegraba tantísimo de ser la ayudate de la profesora... Tenía una especie de cápsula que sujetaba con mucho cuidado, y dentro de ella, tres relucientes Pokéball rojas. Era mi turno, mi momento, mi oportunidad para escoger a mi primer compañero de aventura, aquel amigo que me acompañaría durante toda la historia, aquel que daría todo por ganar cada uno de los combates que librásemos. No me costó mucho decidirme, tenía las ideas muy claras desde hacía tiempo, así que, sin perder un segundo más, cogí la bola que había en el centro; contenía un adorable Tepig macho, de naturaleza firme.
Aquella chica, Bel, se alegró mucho de mi elección, diciéndome que hacíamos una buena pareja para entrenar. A continuación, aprovechó para hacerme entrega de la archiconocida Pokédex, un aparato que registra de forma automática todos los Pokémon que vemos y capturamos nosotros, los entrenadores. Me dijo que necesitaba ayuda, que la profesora Encina necesitaba de alguien que pudiera registrar una gran cantidad de estas criaturas para poder avanzar con sus estudios, así que, sin pensarlo ni un momento, accedí encantada.
Parecía que mi aventura por fin comenzaba, que podría adentrarme desde ese mismo momento en las nuevas rutas y cuidades para explorar, pero se me había olvidado una cosa importante... La batalla contra mi amigo, Matís. Me retó a un combate, y sin posibilidad de elección comenzó la batalla; Tepig salió al campo para enfrentarse contra el Oshawott de Matís, Pokémon que aseguraba que tenía desde que había nacido de huevo. No fue muy complicado vencerle a pesar de las debilidades de mi tipo contra el suyo; el Placaje de Tepig terminó debilitando a la pequeña nutria azulada. Una vez finalizado el combate, fuimos a curar a nuestros compañeros de aventura al Centro Pokémon, y por fin cada uno siguió su camino.
Cuando conseguí salir de la primera ciudad, me encontré con un hombre de entrada edad y pelo rojizo; tenía además unas mechas anaranjadas que hacían parecer unas llamas de fuego. Era un hombre hecho y derecho, y parecía tener pinta de ser alguien muy sabio e importante, así que no dudé un segundo en seguirle cuando me ofreció una ayudita en su humilde caseta de Pueblo Ocre, mi siguiente destino. Su nombre era Mirto, y después de un par de combates con unos aprendices suyos y unas cuantos consejos, continué mi aventura por la región, llegando a un curioso lugar que no esperaba en absoluto, ¡el Rancho Ocre! Un pequeño rancho donde habitan Pokémon propios de otras regiones. Como siempre, mi llegada allí no fue simple casualidad, por lo que me tocó resolver un pequeño misterio; el Herdier de uno de los cuidadores del rancho se había separado de ellos, por lo que me tocó buscarlo por todo el lugar. Para mi sorpresa, aquel perrito había sido robado por un soldado del Equipo Plasma, el cual llevaba un traje negro nada habitual en estos miembros, no al menos hace dos años. La mayor sorpresa, sin embargo, no fue encontrarme con este villano, sino que tras esperar que el paso siguiente fuera una dura batalla, finalmente no quiso combatir y prefirió regalarme una MT.
Una vez se hubo ido, los dueños del rancho vinieron a agradecerme la labor y pude al fin explorar el lugar tranquilamente. Aproveché para subir unos niveles a mis Pokémon del equipo, y para capturar a otras criaturas que aún no tenía registradas en la Pokédex. Hecho esto, me dirigí nuevamente a Ciduad Engobe, el lugar donde comencé. Allí me esperaba Cheren, el primer lider de gimnasio con el que debemos enfrentarnos. Afirmaba ser un fuerte entrenador el cual había salido de aventura hace dos años, al igual que estoy haciendo yo en estos momentos, pero había emprendido un nuevo camino y quería entablar amistad con otro tipo de Pokémon, así que vencerle fue pan comido. El único Pokémon que utilicé fue a mi querido Tepig, con el cual vencí a su Patrat y a su Lillipup con toda facilidad. Una vez finalizado el combate, me hizo entrega de la primer medalla, la Medalla Base, con la cual todos los Pokémon de hasta nivel veinte podrían obedecerme, algo que me venía de perlas teniendo en cuenta que el resto de miembros de mi equipo son Pokémon intercambiados.
Después de salir del gimnasio me encontré de nuevo con Bel, la sonriente chica que me había hecho entrega de mi primer Pokémon; estuvimos hablando y me regaló un Videomisor, una especie de teléfono con videollamada con el que poder contactar tanto con la profesora como con ella misma y con Cheren. Podría contar con su ayuda siempre que lo necesitase, y eso no venía nada mal. No fue lo único que me encontré durante el poco tiempo de aventura que viví; en el Centro Pokémon, un hombre regordete con unas llamativas gafas rojas me hizo entrega de una Caja de Insignias, donde iría almacenando todas las insignias o pequeñas medallas que conseguiría gracias al cumplimiento de ciertos requisitos. Cada vez que consigo alguna, me espera en el Centro Pokémon y me la entrega, ¡es muy práctico!
En estos momentos me encuentro a las puertas de la siguiente ciudad, Ciudad Hormigón. Aún no he entrado en ella, pero creo que me aguardan multitud de aventuras y experiencias nuevas deseosas de ser mostradas; ¿queréis saber qué más ocurre? No tendréis que esperar mucho, eso os lo aseguro ;)
Espero que os haya gustado la historia, en realidad no pensaba hacerlo así, pero comencé a escribir y terminó saliendo una especie de relato donde voy contando todo lo que hice con un toque de "fantasía", podría decirse. Quien haya jugado las ediciones anteriores, entenderá mejor el relato y conocerá a los personajes con los que hasta ahora me he encontrado; quien no, bueno, si tiene curiosidad siempre puede preguntarme, estaré encantada de resolver cualquier tipo de duda. Muchísimas gracias a todo el que lee o se pasa por el blog, ¡un abrazo!
Como en cualquier juego Pokémon, mi aventura comenzó con las palabras de un humilde profesor Pokémon; en este caso, se trataba de Encina, una guapa y joven profesora famosa en toda la región de Teselia. Primer me perguntó mi género, y después mi nombre y el nombre de mi compañero y rival durante la historia. Hasta ahí, todo muy similar a los juegos anteriores, excepto de su predecesor, donde curiosamente no había rivales a los que elegir el nombre.
Una vez presentada a la profesora, mi aventura dio comienzo en una pequeña y apacible ciudad llamada Engobe, donde los últimos rayos de sol de la tarde se escondían por fin. La profesora Encina me habló de una conocida chica llamada Bel, la cual sería la encargada de entregarme a mi primer Pokémon y de encaminarme un poco en los primeros pasos de mi aventura; ella me estaría esperando en el mirador que hay al norte de la ciudad, así que me dirigí allí seguida de mi compañero, al cual llamé Matís.
Nada más llegar a aquel lugar, pude observar el expléndido paisaje que ofrece la región de Teselia; nubes que se mueven por el cielo, bosques, e incluso unas montañas a lo lejos que escondían a los últimos rayos de sol. El cielo comenzaba a tornarse de un rojizo y azulado que hacía que las vistas fueran aún más espectaculares. Allí estaba ella, una chica rubia, con unas pequeñas gafas rojas y una gran sonrisa en la cara; se alegraba tantísimo de ser la ayudate de la profesora... Tenía una especie de cápsula que sujetaba con mucho cuidado, y dentro de ella, tres relucientes Pokéball rojas. Era mi turno, mi momento, mi oportunidad para escoger a mi primer compañero de aventura, aquel amigo que me acompañaría durante toda la historia, aquel que daría todo por ganar cada uno de los combates que librásemos. No me costó mucho decidirme, tenía las ideas muy claras desde hacía tiempo, así que, sin perder un segundo más, cogí la bola que había en el centro; contenía un adorable Tepig macho, de naturaleza firme.
Aquella chica, Bel, se alegró mucho de mi elección, diciéndome que hacíamos una buena pareja para entrenar. A continuación, aprovechó para hacerme entrega de la archiconocida Pokédex, un aparato que registra de forma automática todos los Pokémon que vemos y capturamos nosotros, los entrenadores. Me dijo que necesitaba ayuda, que la profesora Encina necesitaba de alguien que pudiera registrar una gran cantidad de estas criaturas para poder avanzar con sus estudios, así que, sin pensarlo ni un momento, accedí encantada.
Parecía que mi aventura por fin comenzaba, que podría adentrarme desde ese mismo momento en las nuevas rutas y cuidades para explorar, pero se me había olvidado una cosa importante... La batalla contra mi amigo, Matís. Me retó a un combate, y sin posibilidad de elección comenzó la batalla; Tepig salió al campo para enfrentarse contra el Oshawott de Matís, Pokémon que aseguraba que tenía desde que había nacido de huevo. No fue muy complicado vencerle a pesar de las debilidades de mi tipo contra el suyo; el Placaje de Tepig terminó debilitando a la pequeña nutria azulada. Una vez finalizado el combate, fuimos a curar a nuestros compañeros de aventura al Centro Pokémon, y por fin cada uno siguió su camino.
Cuando conseguí salir de la primera ciudad, me encontré con un hombre de entrada edad y pelo rojizo; tenía además unas mechas anaranjadas que hacían parecer unas llamas de fuego. Era un hombre hecho y derecho, y parecía tener pinta de ser alguien muy sabio e importante, así que no dudé un segundo en seguirle cuando me ofreció una ayudita en su humilde caseta de Pueblo Ocre, mi siguiente destino. Su nombre era Mirto, y después de un par de combates con unos aprendices suyos y unas cuantos consejos, continué mi aventura por la región, llegando a un curioso lugar que no esperaba en absoluto, ¡el Rancho Ocre! Un pequeño rancho donde habitan Pokémon propios de otras regiones. Como siempre, mi llegada allí no fue simple casualidad, por lo que me tocó resolver un pequeño misterio; el Herdier de uno de los cuidadores del rancho se había separado de ellos, por lo que me tocó buscarlo por todo el lugar. Para mi sorpresa, aquel perrito había sido robado por un soldado del Equipo Plasma, el cual llevaba un traje negro nada habitual en estos miembros, no al menos hace dos años. La mayor sorpresa, sin embargo, no fue encontrarme con este villano, sino que tras esperar que el paso siguiente fuera una dura batalla, finalmente no quiso combatir y prefirió regalarme una MT.
Después de salir del gimnasio me encontré de nuevo con Bel, la sonriente chica que me había hecho entrega de mi primer Pokémon; estuvimos hablando y me regaló un Videomisor, una especie de teléfono con videollamada con el que poder contactar tanto con la profesora como con ella misma y con Cheren. Podría contar con su ayuda siempre que lo necesitase, y eso no venía nada mal. No fue lo único que me encontré durante el poco tiempo de aventura que viví; en el Centro Pokémon, un hombre regordete con unas llamativas gafas rojas me hizo entrega de una Caja de Insignias, donde iría almacenando todas las insignias o pequeñas medallas que conseguiría gracias al cumplimiento de ciertos requisitos. Cada vez que consigo alguna, me espera en el Centro Pokémon y me la entrega, ¡es muy práctico!
En estos momentos me encuentro a las puertas de la siguiente ciudad, Ciudad Hormigón. Aún no he entrado en ella, pero creo que me aguardan multitud de aventuras y experiencias nuevas deseosas de ser mostradas; ¿queréis saber qué más ocurre? No tendréis que esperar mucho, eso os lo aseguro ;)
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Espero que os haya gustado la historia, en realidad no pensaba hacerlo así, pero comencé a escribir y terminó saliendo una especie de relato donde voy contando todo lo que hice con un toque de "fantasía", podría decirse. Quien haya jugado las ediciones anteriores, entenderá mejor el relato y conocerá a los personajes con los que hasta ahora me he encontrado; quien no, bueno, si tiene curiosidad siempre puede preguntarme, estaré encantada de resolver cualquier tipo de duda. Muchísimas gracias a todo el que lee o se pasa por el blog, ¡un abrazo!
✦ Rincón Celeste.
hahahaha amo pokemon creo que es mi serie y juegos favoritos he visto todas y jugado todos los juegos me encanta jejeje
ResponderEliminar¡Otra fan de Pokémon! Qué genial, jaja. Yo también he jugado todos los juegos, ¡me encantan! El anime completo no lo he visto porque ya no me llama tanto la atención, pero hace unos años era también de mis favoritos.
EliminarGracias por seguirme y pasarte a comentar ^-^
xD yo amo más el animé, de no ser por el Equipo Rocket, nunca me habría vuelto pokémaniaca xD
EliminarSí, la verdad que el Team Rocket es un punto muy a favor en el anime Pokémon :3
EliminarAMO a Deerling! *_* bueno... en realidad a todos los Pokémon xD
ResponderEliminarDeerling es muy bonito, aunque sus evoluciones lo son más aún <3 Este equipo no estra dentro de mis Pokémon favoritos, pero no están nada mal :P
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